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Desatar el nudo: la terapia de puntos gatillo miofasciales, una herramienta eficaz para resolver la tensión

Todos los hemos sentido: esos puntos tensos en el cuello, los hombros y la espalda que te hacen sentir dolorido y rígido. Podrías llamarlos nudos, pero se les conoce como puntos gatillo miofasciales y requieren un tipo específico de fisioterapia. Si se realiza correctamente, la terapia de puntos gatillo miofasciales puede ayudar a inactivar el punto gatillo, relajar las bandas endurecidas de tejido muscular y restaurar la fuerza y la flexibilidad.

Las contracciones musculares normales operan a través de una serie de eventos que involucran la conducción nerviosa y el deslizamiento de filamentos de proteínas (miosina y actina) que contraen las células musculares y cambian la longitud y forma de las células musculares. El mensaje para contraer un músculo se transmite desde el cerebro a la médula espinal y luego a las células musculares. La célula muscular está compuesta de muchas fibras, fibrillas y filamentos. Los puntos gatillo se forman cuando los filamentos de proteína no pueden deslizarse entre sí y permitir que el músculo vuelva a su longitud normal en reposo. Estas bandas endurecidas pueden comprimir el tejido subyacente, los vasos sanguíneos y los nervios, provocando dolor, debilidad y rigidez.

La debilidad se produce porque las fibras musculares ya están demasiado ocupadas anudándose y no pueden superponerse más para generar más potencia. Un terapeuta con buenas habilidades de palpación palpará el cuerpo en busca del punto gatillo, basándose en las quejas de dolor del cliente informadas en el examen inicial. El tejido se sentirá como un nudo endurecido (roca) o una banda tensa (cuerda). La mancha será dolorosa al comprimirla y puede causar dolor referido o dolor que aparece en el cuerpo en un lugar distante.

Los puntos gatillo son provocados por una serie de factores. Si bien pueden ser causados por una lesión o un traumatismo, en la mayoría de los casos se desarrollan gradualmente con el tiempo.

Los culpables incluyen:

  • Posturas estáticas, como sentarse detrás de un escritorio todo el día.
  • Movimientos repetitivos, incluido trabajar detrás de una computadora o en una línea de montaje.
  • Movimientos de alta velocidad asociados con deportes como natación, golf, tenis o béisbol.
  • Sobrecarga muscular o tensión resultante de levantar algo demasiado pesado o un aumento abrupto del ejercicio
  • Actividades de “Weekend Warrior” o ejercicio extremo los fines de semana
  • Lesiones deportivas pasadas

Un fisioterapeuta capacitado en terapia de puntos gatillo miofasciales palpará el músculo hasta localizar la banda muscular tensa. El terapeuta también debe utilizar la ubicación del dolor referido para ayudar a rastrear el origen, ya que el cuerpo contiene una red de patrones de dolor referido establecidos. Luego, utilizando una variedad de técnicas de terapia manual, el terapeuta ayudará a que cada punto gatillo libere su estado contraído. También se puede utilizar punción seca (enlace al blog de HPRC) para liberar las bandas tensas.

El tiempo que lleva aliviar un punto gatillo depende de varios factores. El terapeuta abordará cualquier factor (mecánico, médico, psicológico) que provocó el dolor inicialmente o que continúa empeorando los puntos gatillo durante el curso de la rehabilitación. Los pacientes pueden continuar el trabajo que realizamos en las sesiones de terapia mediante ejercicios en casa, incluida la aplicación de presión con pelotas de tenis o raqueta o rodillos de espuma, y estiramientos frecuentes de los músculos afectados después del trabajo de liberación de presión. Los puntos gatillo se pueden resolver con éxito con una liberación miofascial adecuada, un estiramiento adecuado, un reentrenamiento muscular y una modificación de la actividad. Es aconsejable buscar un fisioterapeuta que se especialice en terapia manual, específicamente en liberación miofascial y/o técnicas de punción seca para ayudar a desatar esos nudos.

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