El lenguaje receptivo, expresivo y social/pragmático se consideran hitos críticos en la vida de un niño, pero a veces se retrasan. Es importante que los padres y cuidadores presten atención a las señales de que un niño está progresando lentamente, no progresa o incluso está retrocediendo en sus habilidades lingüísticas para que pueda recibir la terapia adecuada. La intervención temprana es esencial.
En los primeros años de vida, los niños deben comenzar a establecer conexiones básicas entre el lenguaje y su entorno. Por ejemplo, un niño debe observar la boca de sus padres cuando hablan y comenzar a realizar lenguaje gestual (por ejemplo, saludar con la mano). Los niños también deben comenzar a comprender lo que significan las palabras de sus padres (seguir órdenes), formar sonidos que eventualmente se convertirán en palabras y combinar sus propias palabras para convertirse en expresiones sobre objetos o eventos. Cuando los niños tienen trastornos del lenguaje, carecerán de una o más de estas habilidades básicas.
Cuando uno de nuestros logopedas comienza a trabajar con un paciente, se lleva a cabo una evaluación integral, que incluye la evaluación del lenguaje (comprensión y uso), habla/resonancia, voz, fluidez, motricidad oral y habilidades para tragar. Se desarrolla un plan de atención exhaustivo con metas a largo plazo y objetivos a corto plazo y se inicia la terapia. Una gran parte del éxito de la terapia es trabajar estrechamente con los padres y cuidadores porque el hogar es un entorno rico en oportunidades para reforzar el lenguaje. Los programas en el hogar pueden capacitar a los padres y cuidadores para que participen en el desarrollo de las habilidades lingüísticas del niño a través del juego, la interacción y la socialización.
En HPRC Terapia pediátrica y Rehabilitación pediátrica, nuestro entorno es único porque ofrece servicios integrales, incluida terapia para las habilidades motoras gruesas y finas. Si un niño presenta problemas en estas áreas, contamos con fisioterapeutas y terapeutas ocupacionales en el lugar para trabajar y colaborar con los patólogos del habla y el lenguaje. Juntos, como equipo integral, podemos ver el desarrollo de un niño como una imagen completa.
